Lazos invisibles que alimentamos con emociones, pensamientos, acciones.
Lazos de distintos colores, intensidades, direcciones.
Pasa el tiempo y cada vez los lazos son más importantes, son más elegidos, son más propios.
Hoy, me doy cuenta que siempre que regamos nuestras relaciones con honestidad, con amor y con entrega, los lazos crecen hasta el infinito. Son delicados y suaves como la seda y también resistentes como el acero. Son lazos invisibles que existen para cada persona por que ella así lo ha elegido, así lo ha decidido.
Tomamos decisiones constantemente, algunas más conscientes que otras. Decidir ser una/o misma/o o no, también forma parte de la elección diaria, de la elección de vida.
Sé que las personas que eligen ser auténticas no abundan. Sé también que estas personas contagian no solo su autenticidad sino las ganas y deseo de también serlo, cada uno y cada una a su manera.
Tener la fortuna de compartir tu vida con una de estas personas, deja aprendizajes para toda tu vida. ¿Quién te enseña con el ejemplo? ¿A quién estás agradecida/o? Te invito a que refuerces tus lazos con palabras, pensamientos y acciones y que recibas lo que las personas que te quieren, te ofrecen.